Precious [Priv./Kouki] [+18]

Después de salir del salón de eventos se dirigieron al vestíbulo del hotel nuevamente, no fueron a la salida. La velada aún no terminaba para ellos, pero ésta continuaría en la privacidad de una alcoba.

Alejándose de los murmullos de las ultimas personas despidiéndose en los corredores y el vestíbulo, subieron al asensor que los llevaría a su piso. Le miró por el rabillo del ojo, desde su regreso a la mesa le había notado un poco nervioso. Al principio se lo había adjudicado a la cantidad de personas que de un momento a otro se habían reunido para despedirse, pero al estar en privacía ésto estaba descartado. Ya que podían hablar sin interrupciones ahora que estaban finalmente solos, fue él quien rompió el silencio, la charla distraería de pensamientos inútiles a su acompañante, por otro lado le gustaba escuchar la voz de éste, tenía una melodía que era grata a sus oídos.

Para ser su primer evento de este estilo, debo decirle que estoy bastante complacido con sus maneras, incluso ha aprendido fácilmente los pasos básicos del vals, le felicito. Besó nuevamente el dorso de la mano de su acompañante. El elevador se detuvo y descendieron juntos de él, caminaron por el pasillo hasta llegar a la puerta de la suite que había reservado.

Sientase cómodo, tengo que hacer una llamada pero en seguida estoy con usted, le dejó que recorriera la habitación, él mientras tanto se quedó en la parte que correspondía al living para hacer su llamada. Tomó su celular y marcó el número privado. Su rostro se suavizó por un momento mientras hacía su llama y su tono de voz era más familiar pues era una llamada de indole personal. Al termino de su primera llamada, hizo otra más, ésta vez dio una serie de instrucciones a una persona para entregar una diligencia al día siguiente, después de colgar apagó el dispositivo para dedicarle toda su atención a la persona que estaba con él la habitación.

Se acercó a donde estaba su acompañante, éste observaba la ciudad desde una de las ventanas de la habitación.
Le rodeo la cintura con uno de sus brazos y lo acerco hacia el. Con su mano libre acarició su rostro y le besó en los labios, esta vez tomándose su tiempo para saborear y disfrutar la sensación de acariciar sus labios, profundizando el beso como antes no había podido hacerlo al estar en un lugar rodeados de personas.

Es una hermosa vista, dijo cuando hubo terminado el beso, ante la expresión de confusión de su acompañante continuó: La ciudad por la noche... Ofrece una vista encantadora ¿no lo cree?

Camino a lado de aquel hombre igualando su paso, sintiendo que iba demasiado lento, por alguna razón fue demasiado consciente de cada momiento de su compañero. Como no estarlo la seguridad en si mismo lo abandonaba. Conforme avanzaba se alejaban del ruido de la charla que se llevaba a cabo en el salón del evento, Kouki podía oírlas como un murmullo todavía mientras esperaba a subir al elevador que lo llevaría al lugar donde iba a hacerse realidad el significado de ser mascota. Una parte de él se tranquilizó al sentir el contacto del Sr. Virgrimler porque no sentía escalofríos o repugnancia, como sucedió con aquellos que escondían oscuridad en su alma, como su último cliente; un hombre bastante dañado y perturbado, solo lastima podía causar en el magico ser la pobre alme de tal individuo. Por eso confiaba en su acampañante el día de hoy, mejor dicho esa noche.

Una vez dentro del elevador Kouki obtuvo halagos apropiados de un hombre tan diplomático como el Sr. Vorgrimler, no exageraba en demasía su poca gracia al bailar para quedar bien.

-Gracias. Aunque creo fui un poco torpe. Disfruté mucho de poder convivir con personas tan interesantes y ser digno compañero para usted mi señor- respondió. No perdía de vista cada movimiento del hombre frente a él. Las demostraciones públicas de afecto o surgidas por la espontaneidad del momento lo ponían nervioso, si esto venía de alguien que pagó por su compañía, más tratándose del evento que iba a acontecer a continuación.

Dudó en permitirse expresar una petición que probablemente sonaría atrevida considerando su posición de mascota, pero fiel a su dogmática personalidad no iba a silenciar se. Esa fracción de duda fue suficiente para perder su oportunidad, en el corto recorrido para llegar a la habitación que esta noche compartiría con ese hombre.
Viéndose solo tras excusarse el Sr. Vorgrimler para antes de unirse a Kouki, el kirin perdió su confianza una vez más.

Él siendo quien era, vívido lo escrito en su pasado no tenía confianza en satisfacer al Sr. Vongrimler o saber si no ganarían sus ansias de evitar tal acto.
Miró a su alrededor tratando de calmarse a pesar de su postura tranquila, un nerviosismo se cernía desde su estomago. La habitación estaba decorada diferente a las habitaciones en La Fuente: los muebles eran de un acabado simetrico, sin adornos con una estética simple y limpia. Comprendió que no importaba como se sientiera, él no pertenecía a este mundo. Se acercó a la ventana emorme, primero se fijó en su reflejo, sus ropas no concordaban con el lugar, después miro hacía afuera a los edificios que se alzaban silenciosos en medio de la noche como estructuras ajenas de los recuerdos de su bosque y su ciudad, formas tan rectas y angulares llenas de luces artificiales.
Escucho los pasos acercarse a él, un suspiro se escapo de sus labios, ya toda cobardía abandonó su cuerpo, no se opuso al ser besado, reprimió la extraña sensación en sj estómago.

Sus labios fueron asaltados, esta vez el beso fue apasionado, dejando un rastro de calor en ellos cuando fueron liberados. Por un segundo mientras observaba el rostro del Sr. Vorgrimler vio la sombra de un recuerdo que no comprendió la pregunta dirigida a él.

-Si es hermoso pero muy fría, las luces opacan a las estrellas- contestó.

-Mi señor hay algo que creo es necesario que me atreva a pedirle algo que pueda resultarle demasiado...- se apresuró a hablar - No se si alguien le ha informado de mi condición física, no padezco ninguna clase de enfermedad no se alarme, ni puedo contraer alguna que afecte a los mortales...pero hay una condición en mi estado físico: cualquier herida podría ser perjudicial a mi salud por eso le pido que sea...gentil. La sangre es igual a lo que el veneno de una serpiente puede hacer en un humano, si la sangre entra en contacto con mi cuerpo. Por eso...- se avergonzó por exigir un trato delicado igual que una mujer, considerando que ya había estado con otro hombre y no había virtud que salvar.