Little Clows (priv/alla)

Aprovechando su racha de buena suerte Heikki se decidió ese día por echar un vistazo e ir probando el camino. Camino sin rumbo al principio, en ese lado de la ciudad el ambiente era diferente a la zona principal, luces neón iluminaban las calles que no tenían mucha iluminación, algunos puestos callejeros albergaban a tíos que no parecían muy amigables, sin mencionar que no faltaban aquellos que no pertenecían al lugar, chicos estúpidos que buscaban un poco de diversión sin saber en que se están metiendo, en todo caso no era su problema.

Anduvo entre los puestesillos callejeros, participo en uno con un viejo que te retaba a encontrar la bolita y uno de vencidas. Perdió en el primero (nadie gana nunca, pero no se obsesionó con ser el primero en hacerlo), liberando algo de la energía que tenía venció en el segundo. Se sentía como pez en el agua.

Intercambió por un par de favores por un plato de ramen, se topó con el puesto por casualidad, era atendido por una mujer de mediana edad, estaba por cerrar, se ofreció a ayudarla a tirar la basura, al principio lo miro con desagrado, luego amenazó con saber defenderse si intentaba engañarla para robarle, al final terminó convenciéndola con sus acciones.

Continuó su camino, al llegar a un callejón un sonido captaron sus oídos, puso atención y el sonido se convirtió en varios chillidos que conocía de sobra, se adentro para investigar. El sonido venia de un contenedor de basura, sin pensárselo dos veces revisó su interior. Dentro un caja se encontraba un mal cerrada con cinta adhesiva en la parte superior, con cuidado la abrió con su navaja, se encontró con tres gatitos recién nacidos. La bilis se le subió a la garganta, alguien los había puesto ahí y cerrado la caja para que no salieran, esperando que el camión de basura se los llevará. Estaba furioso.

Salió del callejón con la caja en las manos, los garitos lloraban, debían tener hambre, regreso al puesto de ramen pero ya no había nadie. Tendría que buscar un poco de leche pero no quería dejarlos solos, pateo una lata para desquitarse, sin fijarse a donde a aventaba, hasta que escucho el "auch" de la persona desafortunada que golpeó.

Un chico o era ¿una chica?, de cabello azul, no era un lugar para alguien así de delicado caminar por ahí como si nada ¿acaso no tenia sentido de auto preservación?

La persona a la que golpeó era un chico después de todo, creyo que esa iba a ser su primera vez golpeando a una chica, accidentalmente, Heikki nunca puso un dedo encima a una chica y su marca quedaba intacta.

- Oye, siento haberte golpeado, cuando pateé la lata salió volando y aterrizó... en tu cabeza-
Extendió una mano para ayudarlo a levantarse, en la otra tenía la caja bien sujetada.

-¿Estas bien?- preguntó por compromiso, el golpe debió haberle dolido si hizo que se fuera de bruces. Podría acompañarlo hasta asegurarse que esta bien.

Se miraba muy joven casi como un niño. Bueno él no era el más indicado para hablar.

Dejo prestarle un momento de atención porque el movimiento y los chillidos en la caja se intensificó. Los pequeños estaban desesperados por comer.

El enano se había atrevido a darle un manotazo sin mencionar lo grosero que era, Heikki podía competir con su humor cuando se enojaba tambien, con cara de niña o no le iba a patear el trasero.

El chico apenas podía moverse sin tambalearse.

"Al diablo"

Lo dejo marcharse, no valía la pena, los gatitos necesitaban su ayuda y prefería hacerse cargo de ellos. Iba a continuar su camino cuando escucho una vocecita en el fondo de su cabeza.

"¿Qué haría Aki?" . No lo dejaría solo y revisaría el golpe, curaria la herida, se quedaría con él hasta aseguarse que esta bien...Heikki no era Aki pero no lo dejaría terminar inconsciente en la calle...

"Mierda..."

Caminó rápido para darle alcance al chico, que todavía iba tambaleándose y en la frente tenía un pequeño chichón.

Se puso frente a él, lo miro fijamente con determimación, ahora o nunca, si volvía ha hacer caso de lo que salía de la boca de ese niño seguro se arrepentía.

-Cuida esto por mí es MUY importante y no te muevas de aquí- estaba loco por hacerlo, le puso en las manos su preciada carga - regresaré en seguida, si estas en problemas silva lo más fuerte que puedas- un sonido como ese lo escucharía al menos en alrededor de tres cuadras.

Se fue corriendo a buscar una farmacia, había visto un lugar cerca yendo solo lo haría más rápido. Por su propio bien que lo obedeciera.

Debía darse prisa, lo bueno de los barrios bajos, era que se podía encontrar una farmacia abierta 24/7, por el simple hecho de que siempre se podían encontrar clientes a altas horas de la noche.

Encontró el lugar buscado, sobresalía del resto de edificios por el enorme anuncio de neón que tenía todas sus letras funcionando. Al acercarse noto las rejas que cerraban la entrada principal, solo habia una ventanilla abierta, un hombre sentado al otro lado. Recitó la lista de las cosas que iba a necesitar, banditas adhesivas (las únicas que quedaban y tenían florecitas de colores en la parte de enfrente), un spray antiséptico y un analgésico. Ya de paso compró un bote de agua, un poco de leche y un gotero.

En cuanto le entregaron las cosas en una bolsa, se apresuró a regresar, no confiaba en ese enano, si se atrevía a hacerle algo a los gatitos...

Volvió a donde dejó al chico con los gatos. Se encontraba sentado en el suelo.

Saco la leche con el gotero.
-Esto te servirá- le entrego la bolsa con lo demás.

Se agacho para revisar a los gatos las pequeñas bolas de pelo estaban bien, preparó el gotero y tomó una para empezar a alimentarlo.

-Oye, ¿a donde vas?- llamó al chico que ni siquiera se molestó en revisar lo que había en la bolsa. Claramente no se encontraba bien. Dejo un momento a los gatitos. Fue hasta el chico.

-Necesitas descansar un momento, así no llegaras muy lejos- le tomo de la mano para llevarlo a que sentara de nuevo donde habia estado antes -Creo que empezamos por el lado equivocado, yo soy Heikki- se presentó esperaba al menos que eso sirviera de algo.

-Dejame curar tu herida- ya que no lo había hecho por si mismo, bueno Heikki pudo haberlo hecho desde un principio pero no estaba seguro si el chico quisiera que lo ayudará, parecia algo cabreado. Se puso en cuclillas para sacar las cosas de la bolsa. Agarro el botecito de anticeptico en spray y una gasa -Cierra los ojos- si bien no era una herida de daño considerable tenía un rasponcito el pequeño chichón que tenía en la frente. Limpió cuidadoso, al terminar saco una de las banditas adhesivas con florecitas, se la puso con cuidado.

Al contemplar su trabajo, algo amenazaba con sacarle una risilla -Toma la pastilla te aliviara el dolor- dijo para no delatarse. La bandita de florecitas le quedaba muy bien, incluso se miraba muy lindo casi inocente, se aguantó de hacer cualquier comentario, considerando la personalidad de ese chico estaba mejor si no decía nada.

Se sentó a su lado, cogio a otro de los gatitos para alimentarlo.

-¿Quieres intentarlo?- preguntó, a algunos les relajaba acariciar gatitos.

me sorprendió la actitud del idiota, estaba siendo muy amable, más de lo normal; había echo aún lado a esos gatos por.atenderme a mi. no me lo esperaba ya no parecía un maníaco de gatos y se hacía responsable de sus acciones, eso hizo cambiar un poco mi concepto sobre el.

pero el echo de que hiciera lo que quisiera con migo definitiva mente no me.gustaba- te dije que -no pude terminar ni una horacio, este chico trabajaba rápido así que; cuando menos me di cuenta ya me estaba tratando la herida.

a medida que el chico me curaba me percaté de algo muy particular en la bolsa. "no puedes ser.... no pensará en ponerme esa cosa verdad?"fue lo primero que pensé al ver aquella bandita adhesiva. esta bien qué me gusten los hombre y tener el papel de la mujer en la cama; pero tenía mi orgullo de hombre, a pesar de no ser tan varonil, ni fuerte y mucho menos alto, el travestismo no es algo que entraría en ninguno de mis planes, empezando por una pequeña bandita.

al ver como tomaba aquella bandita me sorprendí y apene por el enojo-ni se te... ocurra -en definitiva el mocoso idiota trabajaba rápido ni tiempo me dio detenerlo, ya la tenía puesta. sentí como mis cara comenzaba a calentarse no sólo por el enojo sino por la pena que sentía al llevar algo así en mi frente y sobre todo en la calle.

con mis mejillas ya rojas por la.vergüenza que sentía, no podía quitarmela, de por sí la herida era pequeña y si me la forzaba a quitarmela sólo me lastimaria y me quedaría una cicatriz. recibí las pastillas que me ofrecía la no quería verle del todo a la cara hasta que vi aquella risita disimulada.

-no te rías-sonrojado y moleste reclame cubriendome la frente la bandita con una mano, me sentía muy avergonzado enfrente de el- se que me veo mal, pero es vergonzoso -hice un puchero sin darme cuenta

Bueno el pequeño revoltoso después de todo tenía un lado lindo, a pesar de refunfuñar sobre todo; se había sonrojado y ya no parecía tan malo con la bandita resaltando sobre su frente.

-Se ve lind...no te queda tan mal, casi ni se nota...- Se hizo el tonto volteando a ver a los gatos. Recompuso las palabras para evitar otro arranque de mal humor del chico. Y pensar que una cosa tan ridícula como florecitas en la frente cambian todo el panorama, ya no se sentía insultado por lo que dijera aquel chico. Su puchero lo hacía ver tan peligroso como una pequeña ardilla.

- De todas formas, ¿qué haces caminando solo a estas horas?- trató de cambiar el tema para que se olvidará el otro chico de eso. Además no parecía precisamente alguien fuerte, ya que pudo manejarlo con facilidad cuando lo llevo a que se sentará de nuevo, tambien podía ser que no tuviera tanta fuerza porque le dolía el golpe y no parecía alguien que andubiera liandose a golpes por lo delicadas de sus facciones que carecían de cicatrices.

Sostuvo a uno de los gatitos que seguía alimentando, esperando la respuesta del otro.

Acaricio la barriguita llena del gatito que termino de comer, el pequeño animalito dio un gran bostezo y se acurrucó a lado de uno de sus hermanos que dormía tranquilo. Solo le faltaba uno por alimentar, el pequeño minino no paraba de gimotear. Con cuidado lo agarró y revisó al pequeño sin encontrar alguna herida visible, Heikki no podría decirse experto en tratar heridas en animales; con mucha experiencia propia sabia algo de como lidiar con las de un humano, procedió a alimentarle, batalló un poco porque se negaba a aceptar el gotero hasta que cedió, comía de forma desesperada a diferencia de sus otros hermanos incluso estaba mas flaco que los otros.

El otro chico respondió a su pregunta escuetamente, no le molestaba al menos lo hizo, podía lidiar con eso. Se preguntaba que clase de trabajo podía ser ese, no se lo imaginaba siendo amable o sonriendo agradablemente a las personas.

-Sabes para ser pequeño eres muy gruñón- no pudo evitar decirlo - tu trabajo debe ser bastante peculiar...- con su físico en un lugar como este, sin mencionar su personalidad... podría ser un chico de compañía, por ahí siempre hay personas raras con gustos raros...

Tenía que andarse con cuidado con este chico, tan pronto terminó de hablar recibió un grito, esperó a que terminará de desahogarse. Desde su posición alzó la vista para verlo, el chico mesero era tan necio como para forzarse a levantarse sin poderlo del todo, se mantuvo en su lugar por si no lograba mantener el equilibrio y caía. No quería ni pensar en lo que le diría si llegaba a pasar, lo culparía por eso casi podía asegurarlo.

Pasado el exabrupto del pequeño gruñón habló con tranquilidad y puso una cara seria.

-Oye para empezar no soy mocoso, ya me he presentado Sr.Mesero, pero parece que eso no fue importante para usted- le replicó - ya me he disculpado también y yo no le he insultado como para llamarme bocón. Sus modales dejan mucho que desear Sr. Mesero- le pico más, en ocasiones disfrutaba de molestar a otros igual que un niño y este chico se lo dejaba fácil, aunque no era muy considerado molestar a alguien convaleciente. Lo llevaría; si era necesario en la espalda para compensarlo.

Se llevó una mano a la barbilla como si pensará algo muy importante - Si no es necesario ser amable, debería buscar trabajo en ese lugar, alguien tan encador como yo sería refrescante para los clientes- puso su sonrisa más brillante de chico bueno.

La verdad al principio Heikki fue un poco grosero también, estaba enojado por lo de los gatitos y buscaba desquitarse de alguna manera, pero todo su enojo se fue conforme veía las reacciones del pequeño gritón.

Su palabreria de cierta forma consiguio su objetivo al recibir una animada replica, ya se estaba acostumbrando a ser el blanco del enojo del chico, acomodó al último gatito en la caja, los tres estaban por fin estaban satisfechos y dormidos.

Su completa atención se posó en las palabras del chico al escuchar: reto...Sucedía que Heikki no rechabaza un reto cuando lo provocaban, de hecho no rechazaba ningún tipo de reto sin importar si llevaba las de perder, él no se dejaba amedrentar fácilmente. Por lo que terminaba en situaciones que podían lastimarlo seriamente, cosa sin importancia según él, las contrariedades pasaban todo el tiempo y eso hacía más interesantes las cosas.

-Vale, vale. Acepto, pero si lo logró ¿cuál es el premio?- si podía sacar una ganancia mucho mejor. Se levantó, estirando un poco su cuerpo para relajar sus músculos que se encontraban algo tensos por la posición en que se encontraba, para agacharse a recoger la caja, sosteniéndola firme como si se tratara de una importante carga.
Una sonrisa ladina se estampó en boca de Heikki ante el regaño de Alla, el nombre, le pareció, podría haberse imaginado de escucharlo antes sin conocer al dueño que pertenecía a una persona totalmente distinta, consideró que hacía alusión a alguien tranquilo y calmado.

-Se me ocurre una buena idea Alla- al mencionar su nombre lo hizo de forma casual- Que te parece esto: si lo hago bien te quedas con uno de estos chicos- señaló la caja, Alla no parecía de los que gustasen de las mascotas, pero iba a conseguirle hogar a cada uno de ellos, además un poco de ternura podría quitarle el mal humor -Y si yo pierdo te quedas con el dinero que logré juntar en la noche que trabaje ahí- consideraba justo el trato. Tiró la basura en su lugar.

Le ofreció su brazo a modo de un caballero cuando Alla le pidió ayuda, para que se apoyará en él.

-También puedo llevarte como un costal o en la espalda si lo prefieres- ante la poca confianza que le mostraba Alla.

Luego pensó en Aki, llevaba varios días sin regresar al departamento que compartían, él fue claro al decirle que no le impediría ir y venir cuando quisiese, suponía que al regresar sabría si estaba enojado o no, dejó solo una nota diciendo que iba a salir y que luego regresaba. Tomaría la oferta de Alla; ya era tarde para regresar y por los gatitos, ya consideraba una ganancia ese buen gesto de ofrecer refugio, las lluvías comenzaban a ser más frecuentes en la ciudad.

La caminata junto a Alla iba bien, tranquila diría comparada a su encuentro previo. No sabía si debía temer a esa risa suya cuando hablaba del reto que tendría lugar mañana en su trabajo, entrecerro los ojos sospechando, ¿estaría planeando hacer trampa?... se mantendria atento a sus movimientos, él conocia unos trucos tambien.

Parecía que el sentimiento de pisar una mina cada vez que dialogaban entre ellos estaba en una especie de tregua, Alla preguntó sobre su propuesta de darle uno de los gatitos. La verdad Heikki no pensó con detemiento en ese detalle mucho.

-No tienes que ser fanático de los animales para tener una mascota, muchas personas tienen mascotas porque les gustan pero otras necesitan una mascota- fue sincero, no tenía la intención de iniciar una discusión- No se como es tu vida, ni conozco tus problemas, pero puedo decirte que no es bueno cargar con tanto estrés,- señaló su ceño que se mantenía fruncido levemente aunque estuviera tranquilo- ese golpe con la lata te ha hecho más daño del que debería, tal vez no prestes atención a lo que le sucede a tu cuerpo cuando estas estresado. Puede que suene una carga extra pero si tuvieras una mascota a tu lado ella necesitaría que cuides mejor de ti para cuidar de ella. A cambio recibirás su cariño sincero y alegrará tu vida, bueno al menos eso creó- terminó.

Heikki gustaba de los animales en especial los gatos pero no podía tener uno, no tenía un hogar ni podia mantener una mascota, no le hacia mucha falta tampoco ya que cada vez que tenía oportunidad jugaba o cuidaba con los gatos que se encontraba por ahí.

-¿Por donde continuamos?- Heikki preguntó porque no sabía a donde caminar ahora, habían ido en línea recta hasta el final de la calle.

-Bien, ya no hablaré si no es necesario- era lo que se ganaba por tratar de ser amable. El que estaba de bocón no consideraba que fuese precisamente él. Ganas no le faltaban de apretarle el chichón a ver si funcionaba como interruptor de apagado, total ya Alla le había indicado por donde ir.

No sabía a que se refería con el tigre este chico era algo raro... casi se hecha a reír al escuchar lo del tigre, en su mente se formó una imagen mental de Alla siendo llevado igual que un cachorro en las fauces de un enorme tigre. Debía ser muy gracioso, pagaría por verlo. Mejor habría que ponerse serio antes que lo notara. Mantuvo la cara lejos de los ojos inquisidores de Alla.

"Izquierda, derecho, derecha, derecha, una colina"...divagó repitiendo en su mente las instrucciones dadas, una vez más. Su memoria por suerte funcionaba estupendamente.

Si no iba a funcionar, lo mejor sería buscar alguien que cuidara de los gatitos, se trataba después de todo que tuvieran un dueño que les diera amor y cuidados, que no terminará abandonandolos de nuevo.
Camino de acuerdo a las direcciones dadas hasta llegar al edificio señalado.

-Ya llegamos, ¿puedes subir solo las escaleras?-

Era un hecho que no le pondría nada fácil. Heikki dio un suspiro de resignación. No importaba que tan difícil fuese una tarea, él la llevaba a cabo. Miro a Alla un momento pensando en la mejor manera de llevarlo ariba, eran casi de la misma estatura y lucía como si no pesará mucho porque era más delagado que Heikki, por otro lado tenía que considerar a su otra carga. Encontró dos opciones, una llevarlo de princesa, dos llevarlo en la espalda como pensó desde un principio; la primera opción presentaba un inconveniente sería que podria ser peligroso porque no vería las escaleras al subir podría pisar mal caer con todo y carga, en resumen una mala idea.
Tomó las llaves de la mano de Alla y las puso en uno de los bolsillos de su pantalón.

-Vamos- se agachó frente a Alla para que subiera a su espalda -sujetate bien y trata de no ahorcarme- dijo por precaución. Una vez sintió que atrás de él se acomodaba el otro chico se puso de pie, paso su mano izquierda lo debajo del trasero de Alla para sujetarlo, aunque no pesaba mucho podría subir sin problemas, quería mantenerlo sujeto para evitar algún accidente. Con su otra mano todavía sostenía la caja con los gatitos.

Por suerte las escaleras no estaban tan empinadas y subió lentamente, el silencio reinaba en el edificio por lo que sus pasos se escuchaban con claridad. Llegó sin problemas hasta el segundo piso, no dejó en suelo a Alla hasta que estuvieron frente a la quinta puerta a la derecha.

-Listo llegamos- sacó las llaves para abrir, una vez hecho espero a que el dueño del departamento pasará primero.

- No hay de que- "Increíble"; pensó Heikki al escuchar el gracias de Alla. Consideraba todo un logró recibirlo.

-Creeme no eres el primero que piensa lo mismo- respondió a su comentario sobre su fuerza.

Entró al departamento detrás de Alla. El lugar era pequeño en comparación con el departamento de Aki , pero considero que tenía lo suficiente para que una persona viva cómodamente,  no le importaba mucho realmente, él no se fijaba en ese tipo de cosas.

Se sentó en uno de los muebles de la sala, puso la caja entre sus piernas y la abrió cuidadosamente para revisar a los pequeños, todavía seguían dormidos. Quería una manta para los gatitos. Estaba tranquilo el lugar salvo por el efusivo comentario del dueño del piso. Bien Heikki podía llegar a ser un verdadero dolor en el trasero cuando se lo proponía, pero esta vez no hizo nada extraño para recibir tal advertencia, entendía que tal vez lucía igual a cualquier gamberro adolescente, bueno no estaba lejos de serlo, pero no tenía intenciones de robarle o hacerle algo al chico. Conocía personas desconfiadas, él lo era pero estar siempre a la defensiva incluso le resultaba cansado. ¿A caso Alla nunca se tomaba un respiro?. Iba adecirle que tenía un lugar lindo, se guardó el comentario mejor.

-Vale, vale.  Me quedare quieto - dio un suspiro de resignación. Cuando creía haber avanzado un paso con el chico le parecía que retrocedía dos, bueno llevar la fiesta en paz no estaba de menos. Vio a Alla entrar a una habitación. Fiel a su palabra no se movió de su lugar, acomodándose en el sillón. Difícilmente se sentía como en casa ese chico le daba la impresión de ser un volcán a punto de explotar, con ese chichón en la frente estaba cerca de serlo. Una sonrisa se le escapo de pensarlo.

Espero a que volviera Alla. Miro alrededor un poco, eso no contaba como fisgonear si no se levantaba. Últimamente se sentía igual a una caracola arrastrada por la corriente.